Mercado financiero
Trabajamos con datos reales del mercado financiero para ayudarte a tomar decisiones con contexto estadístico. Desde inversores individuales hasta equipos de research y finanzas corporativas, nuestro enfoque es siempre el mismo: menos ruido, más claridad y procesos que se puedan explicar.
Metodología
Cada tablero, informe o reporte que ves detrás de estos sitios está pensado para acompañar decisiones reales. Evitamos gráficos innecesarios y priorizamos métricas que se sostienen en el tiempo y pueden ser explicadas a todo el equipo.
Empezamos siempre por escuchar. ¿Cómo tomás decisiones hoy? ¿Qué pantallas mirás? ¿Qué te frustra de tus procesos actuales? La meta no es imponer una forma “ideal”, sino mejorar lo que ya hacés.
Documentamos hábitos, tiempos y restricciones. Con eso armamos un mapa de información actual: de dónde salen los datos, quién los prepara y cómo se usan en las conversaciones importantes.
Luego proponemos una capa de tableros que limpie el ruido y ordene la conversación. No buscamos mostrar todo, sino lo importante. Cada métrica tiene un porqué, un texto de apoyo y un contexto claro.
Probamos los prototipos en reuniones reales y vamos ajustando textos, colores, niveles de detalle y frecuencia hasta que el tablero se integra de verdad a tu rutina.
Una vez en marcha, medimos qué se mira, qué se ignora y qué genera mejores decisiones. Con eso, proponemos ajustes periódicos. La idea es que el tablero evolucione con vos y con el mercado, no que quede congelado.
Así evitamos coleccionar PDFs que nadie vuelve a abrir y sostenemos un sistema vivo de información.
Glosario
No damos por sentado que todo el mundo conoce la jerga financiera o estadística. Por eso, cada solución incluye un glosario vivo que se puede consultar desde los mismos tableros, sin tener que salir a buscar definiciones.
Volatilidad: nos habla de cuánto se mueve una serie alrededor de su promedio. No distingue entre subas y bajas, simplemente mide cuánto “se mueve” algo. Es útil para entender cuán intensa puede ser la experiencia de invertir en un activo específico.
Drawdown: mide la caída desde un máximo hasta un mínimo. Es la forma más directa de traducir una racha negativa a algo tangible: cuánto podrías ver caer tu cartera antes de que se recupere.
El rendimiento absoluto nos dice cuánto subió o bajó algo en un período, sin compararlo con nada. El rendimiento relativo, en cambio, lo mide contra un benchmark: un índice, una tasa de referencia o una cartera base.
Trabajamos con ambos porque las dos miradas importan: lo que ganaste o perdiste y lo que podrías haber logrado con una alternativa más sencilla.
Ningún número tiene sentido sin contexto. Definimos un benchmark explícito y un horizonte de tiempo claro para cada análisis. Eso evita comparaciones injustas y conclusiones apresuradas.
En los tableros siempre vas a ver recordado ese contexto: cuál es la referencia y en qué plazo se está pensando la estrategia.
Contacto
Una conversación inicial suele ser suficiente para detectar por dónde empezar: qué tableros faltan, qué reportes sobran y qué métricas podríamos acercarte para acompañar tus decisiones.
Metodología
Cada tablero, informe o reporte que ves detrás de estos sitios está pensado para acompañar decisiones reales. Evitamos gráficos innecesarios y priorizamos métricas que se sostienen en el tiempo y pueden ser explicadas a todo el equipo.
Empezamos siempre por escuchar. ¿Cómo tomás decisiones hoy? ¿Qué pantallas mirás? ¿Qué te frustra de tus procesos actuales? La meta no es imponer una forma “ideal”, sino mejorar lo que ya hacés.
Documentamos hábitos, tiempos y restricciones. Con eso armamos un mapa de información actual: de dónde salen los datos, quién los prepara y cómo se usan en las conversaciones importantes.
Luego proponemos una capa de tableros que limpie el ruido y ordene la conversación. No buscamos mostrar todo, sino lo importante. Cada métrica tiene un porqué, un texto de apoyo y un contexto claro.
Probamos los prototipos en reuniones reales y vamos ajustando textos, colores, niveles de detalle y frecuencia hasta que el tablero se integra de verdad a tu rutina.
Una vez en marcha, medimos qué se mira, qué se ignora y qué genera mejores decisiones. Con eso, proponemos ajustes periódicos. La idea es que el tablero evolucione con vos y con el mercado, no que quede congelado.
Así evitamos coleccionar PDFs que nadie vuelve a abrir y sostenemos un sistema vivo de información.
Glosario
No damos por sentado que todo el mundo conoce la jerga financiera o estadística. Por eso, cada solución incluye un glosario vivo que se puede consultar desde los mismos tableros, sin tener que salir a buscar definiciones.
Volatilidad: nos habla de cuánto se mueve una serie alrededor de su promedio. No distingue entre subas y bajas, simplemente mide cuánto “se mueve” algo. Es útil para entender cuán intensa puede ser la experiencia de invertir en un activo específico.
Drawdown: mide la caída desde un máximo hasta un mínimo. Es la forma más directa de traducir una racha negativa a algo tangible: cuánto podrías ver caer tu cartera antes de que se recupere.
El rendimiento absoluto nos dice cuánto subió o bajó algo en un período, sin compararlo con nada. El rendimiento relativo, en cambio, lo mide contra un benchmark: un índice, una tasa de referencia o una cartera base.
Trabajamos con ambos porque las dos miradas importan: lo que ganaste o perdiste y lo que podrías haber logrado con una alternativa más sencilla.
Ningún número tiene sentido sin contexto. Definimos un benchmark explícito y un horizonte de tiempo claro para cada análisis. Eso evita comparaciones injustas y conclusiones apresuradas.
En los tableros siempre vas a ver recordado ese contexto: cuál es la referencia y en qué plazo se está pensando la estrategia.
Metodología
Cada tablero, informe o reporte que ves detrás de estos sitios está pensado para acompañar decisiones reales. Evitamos gráficos innecesarios y priorizamos métricas que se sostienen en el tiempo y pueden ser explicadas a todo el equipo.
Empezamos siempre por escuchar. ¿Cómo tomás decisiones hoy? ¿Qué pantallas mirás? ¿Qué te frustra de tus procesos actuales? La meta no es imponer una forma “ideal”, sino mejorar lo que ya hacés.
Documentamos hábitos, tiempos y restricciones. Con eso armamos un mapa de información actual: de dónde salen los datos, quién los prepara y cómo se usan en las conversaciones importantes.
Luego proponemos una capa de tableros que limpie el ruido y ordene la conversación. No buscamos mostrar todo, sino lo importante. Cada métrica tiene un porqué, un texto de apoyo y un contexto claro.
Probamos los prototipos en reuniones reales y vamos ajustando textos, colores, niveles de detalle y frecuencia hasta que el tablero se integra de verdad a tu rutina.
Una vez en marcha, medimos qué se mira, qué se ignora y qué genera mejores decisiones. Con eso, proponemos ajustes periódicos. La idea es que el tablero evolucione con vos y con el mercado, no que quede congelado.
Así evitamos coleccionar PDFs que nadie vuelve a abrir y sostenemos un sistema vivo de información.
Glosario
No damos por sentado que todo el mundo conoce la jerga financiera o estadística. Por eso, cada solución incluye un glosario vivo que se puede consultar desde los mismos tableros, sin tener que salir a buscar definiciones.
Volatilidad: nos habla de cuánto se mueve una serie alrededor de su promedio. No distingue entre subas y bajas, simplemente mide cuánto “se mueve” algo. Es útil para entender cuán intensa puede ser la experiencia de invertir en un activo específico.
Drawdown: mide la caída desde un máximo hasta un mínimo. Es la forma más directa de traducir una racha negativa a algo tangible: cuánto podrías ver caer tu cartera antes de que se recupere.
El rendimiento absoluto nos dice cuánto subió o bajó algo en un período, sin compararlo con nada. El rendimiento relativo, en cambio, lo mide contra un benchmark: un índice, una tasa de referencia o una cartera base.
Trabajamos con ambos porque las dos miradas importan: lo que ganaste o perdiste y lo que podrías haber logrado con una alternativa más sencilla.
Ningún número tiene sentido sin contexto. Definimos un benchmark explícito y un horizonte de tiempo claro para cada análisis. Eso evita comparaciones injustas y conclusiones apresuradas.
En los tableros siempre vas a ver recordado ese contexto: cuál es la referencia y en qué plazo se está pensando la estrategia.
Metodología
Cada tablero, informe o reporte que ves detrás de estos sitios está pensado para acompañar decisiones reales. Evitamos gráficos innecesarios y priorizamos métricas que se sostienen en el tiempo y pueden ser explicadas a todo el equipo.
Empezamos siempre por escuchar. ¿Cómo tomás decisiones hoy? ¿Qué pantallas mirás? ¿Qué te frustra de tus procesos actuales? La meta no es imponer una forma “ideal”, sino mejorar lo que ya hacés.
Documentamos hábitos, tiempos y restricciones. Con eso armamos un mapa de información actual: de dónde salen los datos, quién los prepara y cómo se usan en las conversaciones importantes.
Luego proponemos una capa de tableros que limpie el ruido y ordene la conversación. No buscamos mostrar todo, sino lo importante. Cada métrica tiene un porqué, un texto de apoyo y un contexto claro.
Probamos los prototipos en reuniones reales y vamos ajustando textos, colores, niveles de detalle y frecuencia hasta que el tablero se integra de verdad a tu rutina.
Una vez en marcha, medimos qué se mira, qué se ignora y qué genera mejores decisiones. Con eso, proponemos ajustes periódicos. La idea es que el tablero evolucione con vos y con el mercado, no que quede congelado.
Así evitamos coleccionar PDFs que nadie vuelve a abrir y sostenemos un sistema vivo de información.
Glosario
No damos por sentado que todo el mundo conoce la jerga financiera o estadística. Por eso, cada solución incluye un glosario vivo que se puede consultar desde los mismos tableros, sin tener que salir a buscar definiciones.
Volatilidad: nos habla de cuánto se mueve una serie alrededor de su promedio. No distingue entre subas y bajas, simplemente mide cuánto “se mueve” algo. Es útil para entender cuán intensa puede ser la experiencia de invertir en un activo específico.
Drawdown: mide la caída desde un máximo hasta un mínimo. Es la forma más directa de traducir una racha negativa a algo tangible: cuánto podrías ver caer tu cartera antes de que se recupere.
El rendimiento absoluto nos dice cuánto subió o bajó algo en un período, sin compararlo con nada. El rendimiento relativo, en cambio, lo mide contra un benchmark: un índice, una tasa de referencia o una cartera base.
Trabajamos con ambos porque las dos miradas importan: lo que ganaste o perdiste y lo que podrías haber logrado con una alternativa más sencilla.
Ningún número tiene sentido sin contexto. Definimos un benchmark explícito y un horizonte de tiempo claro para cada análisis. Eso evita comparaciones injustas y conclusiones apresuradas.
En los tableros siempre vas a ver recordado ese contexto: cuál es la referencia y en qué plazo se está pensando la estrategia.
Metodología
Cada tablero, informe o reporte que ves detrás de estos sitios está pensado para acompañar decisiones reales. Evitamos gráficos innecesarios y priorizamos métricas que se sostienen en el tiempo y pueden ser explicadas a todo el equipo.
Empezamos siempre por escuchar. ¿Cómo tomás decisiones hoy? ¿Qué pantallas mirás? ¿Qué te frustra de tus procesos actuales? La meta no es imponer una forma “ideal”, sino mejorar lo que ya hacés.
Documentamos hábitos, tiempos y restricciones. Con eso armamos un mapa de información actual: de dónde salen los datos, quién los prepara y cómo se usan en las conversaciones importantes.
Luego proponemos una capa de tableros que limpie el ruido y ordene la conversación. No buscamos mostrar todo, sino lo importante. Cada métrica tiene un porqué, un texto de apoyo y un contexto claro.
Probamos los prototipos en reuniones reales y vamos ajustando textos, colores, niveles de detalle y frecuencia hasta que el tablero se integra de verdad a tu rutina.
Una vez en marcha, medimos qué se mira, qué se ignora y qué genera mejores decisiones. Con eso, proponemos ajustes periódicos. La idea es que el tablero evolucione con vos y con el mercado, no que quede congelado.
Así evitamos coleccionar PDFs que nadie vuelve a abrir y sostenemos un sistema vivo de información.
Glosario
No damos por sentado que todo el mundo conoce la jerga financiera o estadística. Por eso, cada solución incluye un glosario vivo que se puede consultar desde los mismos tableros, sin tener que salir a buscar definiciones.
Volatilidad: nos habla de cuánto se mueve una serie alrededor de su promedio. No distingue entre subas y bajas, simplemente mide cuánto “se mueve” algo. Es útil para entender cuán intensa puede ser la experiencia de invertir en un activo específico.
Drawdown: mide la caída desde un máximo hasta un mínimo. Es la forma más directa de traducir una racha negativa a algo tangible: cuánto podrías ver caer tu cartera antes de que se recupere.
El rendimiento absoluto nos dice cuánto subió o bajó algo en un período, sin compararlo con nada. El rendimiento relativo, en cambio, lo mide contra un benchmark: un índice, una tasa de referencia o una cartera base.
Trabajamos con ambos porque las dos miradas importan: lo que ganaste o perdiste y lo que podrías haber logrado con una alternativa más sencilla.
Ningún número tiene sentido sin contexto. Definimos un benchmark explícito y un horizonte de tiempo claro para cada análisis. Eso evita comparaciones injustas y conclusiones apresuradas.
En los tableros siempre vas a ver recordado ese contexto: cuál es la referencia y en qué plazo se está pensando la estrategia.
Metodología
Cada tablero, informe o reporte que ves detrás de estos sitios está pensado para acompañar decisiones reales. Evitamos gráficos innecesarios y priorizamos métricas que se sostienen en el tiempo y pueden ser explicadas a todo el equipo.
Empezamos siempre por escuchar. ¿Cómo tomás decisiones hoy? ¿Qué pantallas mirás? ¿Qué te frustra de tus procesos actuales? La meta no es imponer una forma “ideal”, sino mejorar lo que ya hacés.
Documentamos hábitos, tiempos y restricciones. Con eso armamos un mapa de información actual: de dónde salen los datos, quién los prepara y cómo se usan en las conversaciones importantes.
Luego proponemos una capa de tableros que limpie el ruido y ordene la conversación. No buscamos mostrar todo, sino lo importante. Cada métrica tiene un porqué, un texto de apoyo y un contexto claro.
Probamos los prototipos en reuniones reales y vamos ajustando textos, colores, niveles de detalle y frecuencia hasta que el tablero se integra de verdad a tu rutina.
Una vez en marcha, medimos qué se mira, qué se ignora y qué genera mejores decisiones. Con eso, proponemos ajustes periódicos. La idea es que el tablero evolucione con vos y con el mercado, no que quede congelado.
Así evitamos coleccionar PDFs que nadie vuelve a abrir y sostenemos un sistema vivo de información.
Glosario
No damos por sentado que todo el mundo conoce la jerga financiera o estadística. Por eso, cada solución incluye un glosario vivo que se puede consultar desde los mismos tableros, sin tener que salir a buscar definiciones.
Volatilidad: nos habla de cuánto se mueve una serie alrededor de su promedio. No distingue entre subas y bajas, simplemente mide cuánto “se mueve” algo. Es útil para entender cuán intensa puede ser la experiencia de invertir en un activo específico.
Drawdown: mide la caída desde un máximo hasta un mínimo. Es la forma más directa de traducir una racha negativa a algo tangible: cuánto podrías ver caer tu cartera antes de que se recupere.
El rendimiento absoluto nos dice cuánto subió o bajó algo en un período, sin compararlo con nada. El rendimiento relativo, en cambio, lo mide contra un benchmark: un índice, una tasa de referencia o una cartera base.
Trabajamos con ambos porque las dos miradas importan: lo que ganaste o perdiste y lo que podrías haber logrado con una alternativa más sencilla.
Ningún número tiene sentido sin contexto. Definimos un benchmark explícito y un horizonte de tiempo claro para cada análisis. Eso evita comparaciones injustas y conclusiones apresuradas.
En los tableros siempre vas a ver recordado ese contexto: cuál es la referencia y en qué plazo se está pensando la estrategia.
Metodología
Cada tablero, informe o reporte que ves detrás de estos sitios está pensado para acompañar decisiones reales. Evitamos gráficos innecesarios y priorizamos métricas que se sostienen en el tiempo y pueden ser explicadas a todo el equipo.
Empezamos siempre por escuchar. ¿Cómo tomás decisiones hoy? ¿Qué pantallas mirás? ¿Qué te frustra de tus procesos actuales? La meta no es imponer una forma “ideal”, sino mejorar lo que ya hacés.
Documentamos hábitos, tiempos y restricciones. Con eso armamos un mapa de información actual: de dónde salen los datos, quién los prepara y cómo se usan en las conversaciones importantes.
Luego proponemos una capa de tableros que limpie el ruido y ordene la conversación. No buscamos mostrar todo, sino lo importante. Cada métrica tiene un porqué, un texto de apoyo y un contexto claro.
Probamos los prototipos en reuniones reales y vamos ajustando textos, colores, niveles de detalle y frecuencia hasta que el tablero se integra de verdad a tu rutina.
Una vez en marcha, medimos qué se mira, qué se ignora y qué genera mejores decisiones. Con eso, proponemos ajustes periódicos. La idea es que el tablero evolucione con vos y con el mercado, no que quede congelado.
Así evitamos coleccionar PDFs que nadie vuelve a abrir y sostenemos un sistema vivo de información.
Glosario
No damos por sentado que todo el mundo conoce la jerga financiera o estadística. Por eso, cada solución incluye un glosario vivo que se puede consultar desde los mismos tableros, sin tener que salir a buscar definiciones.
Volatilidad: nos habla de cuánto se mueve una serie alrededor de su promedio. No distingue entre subas y bajas, simplemente mide cuánto “se mueve” algo. Es útil para entender cuán intensa puede ser la experiencia de invertir en un activo específico.
Drawdown: mide la caída desde un máximo hasta un mínimo. Es la forma más directa de traducir una racha negativa a algo tangible: cuánto podrías ver caer tu cartera antes de que se recupere.
El rendimiento absoluto nos dice cuánto subió o bajó algo en un período, sin compararlo con nada. El rendimiento relativo, en cambio, lo mide contra un benchmark: un índice, una tasa de referencia o una cartera base.
Trabajamos con ambos porque las dos miradas importan: lo que ganaste o perdiste y lo que podrías haber logrado con una alternativa más sencilla.
Ningún número tiene sentido sin contexto. Definimos un benchmark explícito y un horizonte de tiempo claro para cada análisis. Eso evita comparaciones injustas y conclusiones apresuradas.
En los tableros siempre vas a ver recordado ese contexto: cuál es la referencia y en qué plazo se está pensando la estrategia.
Metodología
Cada tablero, informe o reporte que ves detrás de estos sitios está pensado para acompañar decisiones reales. Evitamos gráficos innecesarios y priorizamos métricas que se sostienen en el tiempo y pueden ser explicadas a todo el equipo.
Empezamos siempre por escuchar. ¿Cómo tomás decisiones hoy? ¿Qué pantallas mirás? ¿Qué te frustra de tus procesos actuales? La meta no es imponer una forma “ideal”, sino mejorar lo que ya hacés.
Documentamos hábitos, tiempos y restricciones. Con eso armamos un mapa de información actual: de dónde salen los datos, quién los prepara y cómo se usan en las conversaciones importantes.
Luego proponemos una capa de tableros que limpie el ruido y ordene la conversación. No buscamos mostrar todo, sino lo importante. Cada métrica tiene un porqué, un texto de apoyo y un contexto claro.
Probamos los prototipos en reuniones reales y vamos ajustando textos, colores, niveles de detalle y frecuencia hasta que el tablero se integra de verdad a tu rutina.
Una vez en marcha, medimos qué se mira, qué se ignora y qué genera mejores decisiones. Con eso, proponemos ajustes periódicos. La idea es que el tablero evolucione con vos y con el mercado, no que quede congelado.
Así evitamos coleccionar PDFs que nadie vuelve a abrir y sostenemos un sistema vivo de información.
Glosario
No damos por sentado que todo el mundo conoce la jerga financiera o estadística. Por eso, cada solución incluye un glosario vivo que se puede consultar desde los mismos tableros, sin tener que salir a buscar definiciones.
Volatilidad: nos habla de cuánto se mueve una serie alrededor de su promedio. No distingue entre subas y bajas, simplemente mide cuánto “se mueve” algo. Es útil para entender cuán intensa puede ser la experiencia de invertir en un activo específico.
Drawdown: mide la caída desde un máximo hasta un mínimo. Es la forma más directa de traducir una racha negativa a algo tangible: cuánto podrías ver caer tu cartera antes de que se recupere.
El rendimiento absoluto nos dice cuánto subió o bajó algo en un período, sin compararlo con nada. El rendimiento relativo, en cambio, lo mide contra un benchmark: un índice, una tasa de referencia o una cartera base.
Trabajamos con ambos porque las dos miradas importan: lo que ganaste o perdiste y lo que podrías haber logrado con una alternativa más sencilla.
Ningún número tiene sentido sin contexto. Definimos un benchmark explícito y un horizonte de tiempo claro para cada análisis. Eso evita comparaciones injustas y conclusiones apresuradas.
En los tableros siempre vas a ver recordado ese contexto: cuál es la referencia y en qué plazo se está pensando la estrategia.